La próxima toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el 20 de enero ha generado incertidumbre en la comunidad migrante y tensiones en la frontera con México. El anuncio de posibles deportaciones masivas ha encendido alarmas tanto dentro como fuera del país, afectando a organizaciones de apoyo y a los migrantes que buscan cruzar hacia territorio estadounidense.
En Ciudad Juárez, los migrantes especulan sobre el impacto de estas políticas mientras las organizaciones que los asisten intentan prepararse para un aumento en los flujos migratorios y el endurecimiento de las medidas. Según informó la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, México está listo para afrontar un escenario de deportaciones masivas, aunque pidió prudencia hasta establecer una relación formal con la administración entrante. Sheinbaum descartó, además, que Estados Unidos emprenda incursiones militares contra los cárteles del narcotráfico, a pesar de que esa posibilidad ha sido mencionada por el entorno del expresidente.
Mientras tanto, Texas ya está aplicando medidas más estrictas en la frontera. Estas incluyen la construcción de nuevas secciones del muro, la colocación de boyas con alambre de púas en el río Bravo, la preparación de centros de detención para migrantes y amenazas de recortar fondos a hospitales que no compartan información migratoria. Paralelamente, las caravanas migrantes continúan avanzando. Un grupo de 1.500 personas provenientes de países como Venezuela, Colombia, Haití y Centroamérica partió recientemente desde Chiapas, desafiando las tensiones políticas entre México y Estados Unidos.
*Reportaje en proceso